martes, 20 de enero de 2015
Anochece
La noche silencia tras la lluvia
el ruido urbano
que tiende a expandirse
-o al revés-
la cabeza inútil
en su costumbre de alejarse
del presente
reflexiona el día pasado.
fuimos en tren y esperamos
minutos que fueron
eternidades
miramos las caras del resto
e imaginando
sus mundos y los detalles
de sus tristezas
nos olvidamos la erosión
de nuestra propia rutina.
anduvimos maquinales
enamorándonos de tanto
en tanto miles de veces
volvimos y huimos
de nuestro cuerpo,
con el tiempo también
(para algunas cosas
no hay relojes)
fantaseamos vidas felices
al lado de gente que siempre
nos será desconocida.
después el sol se fue corriendo
y allá nosotros, inevitablemente,
avanzamos junto a las horas
nos ensimismamos
(por economía
y escudo de la mente),
y fuimos cansándonos,
y con ello apagando
paulatinamente
las luces afuera y adentro.
por momentos reímos de nada
y el día supo ser
un hermoso abanico;
pero ahora se muere
y tras su muerte se desploma
toda idea de inmortalidad
las múltiples posibilidades
se reducen a una línea
inmodificable
es la noche y nosotros
ya no somos
más que lo que hemos hecho.
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