martes, 4 de agosto de 2015

Dos planetas



Mi ojo se acostumbra
a la oscuridad del cuarto
y puedo distinguirnos
en grises.

Hasta hace dos días
dos planetas -literalmente
Venus y Júpiter en el cielo-
atestiguaban
nuestra lejanía creciente,
el retorno silencioso
a nuestra casa momentánea;

ahora, en cambio,
nuestros cuerpos se aprietan
a la misma distancia
y estamos más cerca,
sin embargo,
de lo que nunca estuvimos.

Me pregunto
ahora en soledad
por nuestros cuerpos y su ritmo
de oscilación.
Intento el esfuerzo de explicarnos.
Quizás una respuesta
consiga el alivio
de la resignación.

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