miércoles, 25 de septiembre de 2024

Episodio


¡Qué alevoso! pienso

cómo fui a perderme así 

llegar al punto de tirar las cosas 

macetas varias por el balcón

«¡qué puntería!»

a los carteles hasta llamar

la atención de la cuadra 

-porque decir boludeces verborrágico

vaya y pase. ¿Quién no alguna vez?-

y que después llegue la familia

que bastante curada de espanto

está desde siempre y no por mí 

fueron bastantes

que ni se imagina

todo este pueblo muerto

ni tienen porqué.


¿O no familia? ¿no es un poco así?

es la forma de pararnos que armamos

con lo que estuvo a mano 

pero que igual elegimos y nos enorgullece

como también ahora se elige 

el silencio y la risa 

hacia adentro.


Una más, una anécdota menor.


Y que después llegue la ambulancia

y el enfermero de guardia

ofrezca inyectarme 

una aguja para bajar

un par de decibeles.

¡Ni en pedo! Las pastillas 

o bajo solito, como pueda

porque pasado de rosca coincido 

pero ojo 

con la mente prendida.


Y si hubieran estado dentro 

cuando se cruzó el umbral

no sé si les daría miedo

o se deslumbrarían.

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