jueves, 26 de noviembre de 2015

Retorno

Vuelvo 

del viaje y 

escribo que me 

siento demasiado 

adentro de mi cuerpo

que no quiero ser más 

parte de mi historia en fin 

que quiero al menos un instante 

olvidarme el trayecto que ha hecho 

de mí quién he sido hasta hoy, momento 

en que me alzo endeble sobre mis piernas 

que ya no lucen como debieran las de un hombre

pero no es acaso eso lo que siento, ni siquiera el comienzo

de este dolor constante en el pecho cuyo último punzón

se traduce en asfixia en la garganta, en fragilidad de 

la carne, en falta de humedad en el corazón.

Ella se fue y aún escucho su voz y su

recuerdo golpea mi cama en las

noches más oscuras como un

bote en un río turbulento

que se mece brusco 

acariciando el 

muelle de la 

soledad.

La hora exacta


Recuerdo siendo niño

inquirir a mi viejo sobre la existencia

de la hora exacta/

no comprendía el desfasaje 

de los relojes adultos.


Él dijo que existía:

que de la ubicación de los planetas

se concluía la hora precisa

y que sin ella el mundo

se desbarrancaba/

yo asentí fingiendo comprender

y me subí al auto en silencio.


Ahora me encuentro

-veinte años después-

de regreso a mi casa/

según el boleto que recién saco

en un minuto pasa el próximo tren

pero la gente se acumula en el andén

y nada indica su llegada.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Foto


Me acosté

prendí el velador y

abrí un libro viejo

para antes de dormirme.


Adentro de las hojas

nos encontré:

estabas vos conmigo

y parecíamos felices.


¿qué fue lo que no
supimos maniobrar?

¿fue acercarnos 
demasiado al Sol 
sin entrar en temperatura?


lo que hubo en el futuro

cayó de golpe

sobre mi cuerpo;

ciertamente 
es algo inédito. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Tres minutos

Sincronizo mi reloj
tres minutos antes
del tiempo convenido.

necesito ese intervalo,

como mínimo,

entre lo que se dice

el mundo
             y mi mente;

pretendo conciliar así

la inercia
         en mi pensar

y el horario

de los trenes

que me llevan

       hacia el centro.

martes, 4 de agosto de 2015

Horizonte



Te descubro como quién lee
incansablemente 
un libro ya disfrutado
o como vos mirando 
apasionada Alice in Wonderland
por enésima vez.

¿Tendremos vida útil
o encontraremos nuevas palabras
entre las páginas, entre los diálogos?

Amanece tarde en tu ciudad
contemplo un cuadro
que acerca la Tierra y el cielo,
sin que lleguen a tocarse.

Dos planetas



Mi ojo se acostumbra
a la oscuridad del cuarto
y puedo distinguirnos
en grises.

Hasta hace dos días
dos planetas -literalmente
Venus y Júpiter en el cielo-
atestiguaban
nuestra lejanía creciente,
el retorno silencioso
a nuestra casa momentánea;

ahora, en cambio,
nuestros cuerpos se aprietan
a la misma distancia
y estamos más cerca,
sin embargo,
de lo que nunca estuvimos.

Me pregunto
ahora en soledad
por nuestros cuerpos y su ritmo
de oscilación.
Intento el esfuerzo de explicarnos.
Quizás una respuesta
consiga el alivio
de la resignación.

martes, 20 de enero de 2015

Anochece


La noche silencia tras la lluvia
el ruido urbano
que tiende a expandirse
-o al revés-
la cabeza inútil
en su costumbre de alejarse
del presente
reflexiona el día pasado.


fuimos en tren y esperamos
minutos que fueron
eternidades

miramos las caras del resto
e imaginando
sus mundos y los detalles
de sus tristezas
nos olvidamos la erosión
de nuestra propia rutina.


anduvimos maquinales
enamorándonos de tanto
en tanto miles de veces

volvimos y huimos
de nuestro cuerpo,
con el tiempo también
(para algunas cosas
no hay relojes)
fantaseamos vidas felices
al lado de gente que siempre
nos será desconocida.


después el sol se fue corriendo
y allá nosotros, inevitablemente,
avanzamos junto a las horas

nos ensimismamos
(por economía
y escudo de la mente),
y fuimos cansándonos,
y con ello apagando
paulatinamente
las luces afuera y adentro.


por momentos reímos de nada
y el día supo ser
un hermoso abanico;
pero ahora se muere
y tras su muerte se desploma
toda idea de inmortalidad

las múltiples posibilidades
se reducen a una línea
inmodificable

es la noche y nosotros
ya no somos
más que lo que hemos hecho.